Don't touch

Bueno, al final me he decidido a publicar una fic que estoy escribiendo ^^ No creo que la alargue demasiado porque cada vez que alargo alguna termino por aburrirme de ella y como que no (:

Bien, la fic trata sobre Fruits Basket. He tenido que hacer algunos cambios en la historia para poder 'cuadrar' la mía. De momento los cambios no son demasiado significativos, pero los pondré el spoiler por si a alguien le interesa la historia (no estaría bien desvelarle parte de la trama ahora).

Spoiler:

Bien, como mi personaje principal es Yami y no tiene dibujo, dejo una 'guía' para que veais más o menos cómo es. Además como en la historia no la describo bastante porque la cuenta en primera persona daré como detalles que es más alta que Tohru, pero algo más bajita que Yuki.



Dejo el 'Capítulo 0' o Introducción, que es bastante larguillo para ser una introducción la verdad...

Siempre me he sentido muy sola… Pero no ese tipo de soledad en la que no tienes a nadie a quien agarrarte cuando te estás cayendo… No, es otro tipo de soledad. Es una soledad voluntaria o quizá temerosa; una soledad que te ahoga pero que te hace respirar tranquila. Una soledad que deseas con todas tus fuerzas que desaparezca… pero que a la vez necesitas para vivir.
Desde que nací estuve destinada a vivir en un cuento de hadas un tanto tenebroso en el que, como no, me tocaba ser la bruja. Y no digo esto solo porque nací ‘negra’ en una familia de ‘brillantes’, si no porque mi madre tuvo la feliz idea de llamarme Yami.
Bueno, la verdad es que no sé si mi futuro dependió de eso o si ya estaba destinada a él, pero siempre es bueno tener algo a lo que echarle las culpas, porque el simple hecho de pensarme culpable por algo que desconozco me aterra.
Pero bueno, comencemos por el principio, ¿no? Me llamo Yami Shirayama (qué mala leche la de mis padres, sí) y actualmente cuento con 28 primaveras. De todos modos la historia que voy a relatar se remonta a unos 11 años atrás, aunque será mejor explicar de una manera un tanto rapidita mi infancia…

...

Mis padres, Riku y Misaki, se casaron aun siendo muy jóvenes. Por decirlo de alguna manera eran ‘sanadores’; debían de tener alguna clase de poder especial que hacía que a su lado te sintieras tranquilo, en paz… y que además podía curarte de varias enfermedades. Eran admirados por todo el mundo que los conocía, porque además de ser sanadores y muy buenas personas, eran increíblemente bellos. Mi padre, Riku, era rubio, alto y bastante fuerte; mamá era bajita y rubia también, y sus facciones de la cara eran tan finas que podría haber sido una modelo de haber crecido más. Eran una pareja muy envidiada porque no les faltaba de nada. Pronto, a menos de un año de estar casados, tuvieron a mi hermana Akari.
Akari era tan rubia como ellos y no le faltaba belleza y gracia. Ella no tenía aquel poder de curación de nuestros padres, pero cada vez que estabas a su lado sentías ese aura de tranquilidad, de paz… Era la mejor hermana mayor que una persona hubiera querido tener.
Años después, exactamente 5, llegué yo por sorpresa. Aquel año el negocio no les iba todo lo bien que les había ido desde que abrieron y por algún motivo las flores que mamá cuidaba empezaron a secarse. Todo aquello hizo que toda mi familia estuviera temerosa de mi nacimiento. Cuando nací muchos pensaron que mi familia no era tan perfecta como parecía, porque yo no podía ser hija de mi padre, aunque más tarde se comprobó que sí lo era. Resultó que nací, para comenzar, por cesárea, y además con el cabello más moreno que nunca halláis visto.
Supongo que nunca fui un bebé normal: recuerdo cosas desde los primeros meses de mi nacimiento, tales como que odiaba que los médicos me tocaran o que me encantaba estar al lado de mi hermana Akari.
Como mamá estaba preocupada por todo lo que había ocurrido antes de que yo naciera y por el parto (cesárea, cabello negro y todo sea dicho, nací bastante larga) acudió a una amiga suya que era capaz de ‘leer’ el futuro de las personas. Su nombre no importa, así que lo omitiré. El caso fue que aquella mujer predijo que yo sería una niña tan guapa como mis padres, pero que mi belleza sería bastante diferente; que mi corazón se cerraría en banda ante cualquier persona que no fuera mi familia; que tendría un poder especial, pero muy distinto al de mis padres; y sobre todo… que yo tenía una maldición que romper…
Mi madre se alarmó muchísimo al oír aquellas palabras y salió corriendo, pero aquella fue la última vez que lo hizo, porque a pesar de todo siempre se mantuvo a mi lado.
Con el paso de los años mis padres fueron descubriendo que no me gustaba tocar a ciertas personas, que me asustaba al tropezar con otras o que me encantaba abrazar a Akari. Además a penas tenía amigos en el colegio porque les contaba cosas que les daban miedo sobre sí mismos.
Al principio no les sorprendió demasiado, pero tras caerme un día descubrieron cual era el ‘don’ que yo tenía:
Por aquel entonces yo tenía unos 8 años y me había caído de un tobogán abriéndome una herida considerable en la rodilla. Mis padres me llevaron corriendo al hospital y allí me atendió un médico de urgencias. Al principio todo iba bien, hasta que el doctor comenzó a curarme la herida.

Yami: ¡No quiero verlo, no quiero verlo! ¡Mamá!
Misaki: Cierra los ojos pequeña, cierra los ojos
Yami: ¡Los tengo cerrados! ¡Mamá, no quiero verlo, no me gusta esta película!

Mi madre me cogió de la mano y me relajé por algunos momentos. Una vez el doctor terminó de curarme todo volvió a la normalidad y dejé de llorar.

Doctor: Ya está Yami, ya puedes volver a casa, pero no juegues en unos días, ¿vale?
Yami: Su película da mucho miedo…

Mis padres me sacaron corriendo de allí y fuera les comenté que ‘sus películas eran mucho más bonitas’.

Durante varios días discutieron las posibilidades sobre mi don, pero fue Akari la que dio con la respuesta acertada.

Akari: Yami, tócame

Toqué a mi hermana.

Akari: ¿Qué ves en mi película?
Yami: Akari de pequeñita ^^ Papá y mamá la llevan en silleta y se ríen mucho. Ahora Akari está jugando con un peluche.
Akari: Suéltame ahora

Solté a mi hermana mayor un poco sorprendida

Akari: ¿Qué ves?
Yami: Nada, si le has dado a stop
Riku: Yami… ven, tócame hija mía
Yami: ¡Jopé, papá, qué pasados! *puse mi mano en su cabeza* Papá de pequeño era un niño muy travieso, ¿sabes mami?

Todos me miraron y enseguida comprendieron cuál era el don que se me había asignado: no tenía nada que ver con curar o proporcionar paz y tranquilidad a la gente como Akari o mis padres; yo podía ver el pasado de la gente a la que tocaba.
Cuando me preguntaron que por qué no me gustó el pasado del doctor dije que ‘su película estaba llena de sangre’, lo que ahora entiendo como que vi una operación que realizó aquel médico.
La verdad es que conocer el pasado de la gente era algo que de pequeña no me proporcionaba demasiados problemas, pero conforme fui creciendo era algo que me superaba: podía saber si mis amigas habían hablado mal de mí, si mi profesor me había bajado la nota porque sí, qué tipo de examen había puesto, conocer qué clase de gente era cada persona… En principio parecen cosas buenas, pero a veces dolía el simple hecho de tocar a alguien. Como punto positivo cabe destacar que, durante un examen, podía recordar a la perfección lo que había estudiado con solo tocarme, porque podía visualizar el libro o el cuaderno.
Cuando cumplí los 14 años me cambié de instituto y cada vez que alguien de allí me tocaba me daba cuenta de que estaba rodeada de víboras y me encerré en mí misma. De vez en cuando, cuando alguien intentaba tocarme la moral, le recordaba ciertos aspectos de su vida bastante vergonzosos y aquello me traía muchos problemas. El más grande de todos ellos creo que fue que cambió mi personalidad: al darme de bruces con mi propia realidad me sentía acorralada, y para ocultar mi propio miedo hacía mí misma arremetía contra los demás. Terminaron por expulsarme de aquel centro escolar por todos los problemas que causaba.
Pasé aproximadamente por seis centros escolares entre los 14 y los 16 años, hasta que mi vida cambió por completo.




en el próximo capítulo: la llamada inesperada y la nueva (o no tan nueva) familia de Yami.
Será más cortito, ¡de verdad!

Ya sabes que me encantaa!!! <3 Así que siguelo ya!!!

he hecho el primer capítulo ^^ he intentado acortarlo lo máximo posible, pero me cuesta bastante hacer capítulos cortos (al tenerlos primero en word no me apaño a visualizarlos en el tamaño del foro) así que no sé qué tal habrá salido...



Recuerdo que cuando era pequeña y no quería comer algo mamá me decía que venía un avión con la comida y que si no abría la boca se chocaría porque no podría parar, así que siempre terminaba por abrir la boca y comer… Ojalá todos los aviones funcionaran así de fácil.
A punto de comenzar un nuevo curso, papá, mamá y Akari se habían ido a pasar el día a la playa, pero yo preferí quedarme en casa: en la playa había demasiado depravado suelto y el simple hecho de rozarles provocaría que les soltara una bofetada y por tanto… más problemas a la familia, y ellos no tenían la culpa.
Encendí la televisión y no había nada interesante, la radio y tampoco… Bah.
Me tumbé en mi cama y al cabo de un rato, me dormí. Me encantaba dormir; durmiendo me transportaba a un mundo que no existía y que estaba lleno de risas, de abrazos, de gente a la que podía tocar sin ver nada… Supongo que dormir era mi manera de escapar a la realidad.
Pero aquella vez desperté de mi mundo perfecto demasiado pronto. Eran las tres de la mañana y el teléfono no hacía más que sonar, así que finalmente y refunfuñando, me levanté y lo atendí.

Yami: ¿Quién…?
X: ¿Shirayama? ¿Yami Shirayama?
Yami: Ajá…
X: Le llamamos del hospital general, acaban de ingresar a su familia, nos preguntábamos si…

Pum. Bastó con pronunciar las palabras hospital y familia para hacerme despertar del todo. Colgué el teléfono y me vestí tan rápido como me fue posible. Por suerte a aquellas horas no había casi gente por la calle, así que correr para coger un taxi sin tener que rozar a personas y ver su pasado era algo que no estaba mal.
Cuando llegué al hospital me aterroricé: estaba lleno. No podía dar tres pasos sin rozar a alguien, pero en aquel momento solo me importaba mi familia.
Fue entonces cuando aprendí a controlar mi ‘poder’. Bastaba con centrar mi atención en otra cosa de tal manera que pudiera bloquear aquella parte de mí que leyera el pasado de los demás.
Corrí a la recepción y pregunté por la mujer que me había llamado.

X: ¿Yami Shirayama?
Yami: Sí
X: Mire… en unos minutos llegará el doctor Otani para explicarle la situación.

Esperé de pie durante cinco largos minutos mientras pensaba en mi familia, ‘seguramente no habrá sido nada grave, seguro…’ me molestaba en pensar.

X2: ¿Yami?
Yami: ¿Doctor Otani?
Doctor: Sí, por favor, acompáñame

Seguí al doctor por los largos y anchos pasillos del hospital que estaban abarrotados de gente, pero yo aún desconocía por qué. Finalmente entramos a su consulta y me ofreció asiento.

Doctor: Debes considerarte una persona afortunada, Yami
Yami: ¿Por qué?
Doctor: Por no haber acompañado a tus padres a la playa
Yami: ¿Puede ir al grano?
Doctor: Un avión de pasajeros se ha estrellado esta noche en la carretera que conecta la ciudad con la playa. No se sabe realmente por qué… se cree que por un fallo en el motor. El caso es que su familia se hallaba muy cerca del siniestro cuando todos los coches comenzaron a chocar presas del pánico. Hemos avisado a tu tía para que venga a buscarte…
Yami: ¿Buscarme para qué? ¿Qué tienen que ver mis padres con el accidente?
Doctor: Yami… no tienes la edad suficiente como para quedarte sola… Tus padres no van a poder cuidarte más, ¿entiendes?

El doctor se levantó de su silla y se acercó a mí, puso su mano en mi hombro y me susurró: “Lo siento”. Segundos después podía ver con claridad como el doctor corría por los pasillos con mi madre en una camilla y después cómo su máquina hacía ‘piiii’ en vez de ‘pi, pi…’. También pude ver cómo el doctor visitaba el cuerpo de mi padre y el de mi hermana para cerciorarse de que realmente estaba sola y de que debía llamar a la única familia que me quedaba, mi tía, que ya se había puesto en camino.
Por primera vez en mucho tiempo volví a llorar a mares y fue entonces cuando levanté una muralla entre el mundo y yo. Mis padres habían muerto por un ‘fallo técnico’ de un avión que les era totalmente ajeno; mi hermana, que a penas contaba con 21 años, había sido la primera en irse y sin dejarme despedir de ella como me habría gustado; me habían dejado a cargo de una tía que no veía desde hacía cinco años y tan absolutamente perdida que me costaba el simple hecho de respirar.
Me negué a hablar con la psicóloga del hospital porque nunca me han gustado los psicólogos: ellos no pueden entender algo que desconocen y que, por mi bien, deben desconocer.
Pasaron un par de horas hasta que pude ver a mi tía. Ella, ella tan cariñosa como siempre, tan cercana. A pesar de todo por lo que había tenido que pasar al lado de mi prima Saki nunca perdía la sonrisa y la admiraba por ello. Se parecía mucho a mi madre en ese sentido, aunque físicamente no compartían muchas semejanzas, como Akari y yo. En el momento en que me abrazó me sentí muy reconfortada: a Saki todo le iba mejor. Al cambiarse de colegio las cosas comenzaron a cambiar y había encontrado amigas bastante simpáticas, aunque una de ellas (Tohru Honda) me parecía bastante sosa, cursi y rara, pero extremadamente mona.
Cabe mencionar que mi prima Saki tiene un ‘don’ especial para las ondas electromagnéticas desde que nació; gracias a ellas puede ver si una persona es buena o mala, su estado de ánimo y utilizarlas de alguna manera. Cuando nació era capaz de leer los pensamientos de la gente, pero aprendió a controlarlo, lo que me tocaba a mí por aquel entonces.

Tía: Yami, vamos a casa, ¿vale? Luego nos ocupamos de este pequeño contratiempo.

Asentí con la cabeza y, pese a la negación del personal médico, nos marchamos de aquel horroroso lugar al que no deseaba volver jamás.
Durante el camino a casa de mi tía en taxi me paré a contemplar cosas que nunca había hecho: incluso en verano los árboles perdían hojas, pero muy poca gente parecía percatarse de eso y las pisaban, y las volvían a pisar, sin importarles que alguna vez tomaron el sol. Muchos sonreían fuera del taxi ajenos a mi realidad y yo los envidiaba y odiaba a la vez; ¿cómo podían quejarse de una vida tan perfecta como la suya? ¿cómo podían quejarse de una vida en la que su ignorancia era la base de su felicidad? ¿cómo podían seguir viviendo aun habiendo perdido a sus seres queridos? ¿por qué confiaban en gente que ni siquiera llevaba su propia sangre?
Haciéndome todas esa clase de preguntas llegamos a la casa, estaban todos: el abuelo de mis primos, mi tío, mi prima Saki y mi primo Megumi. Me esperaban en la puerta con los brazos abiertos y expresiones de verdadero dolor en sus caras. No me paré a pensarlo, pero para ellos, sobre todo para mi tía, aquel momento era casi tan doloroso como para mí. Según iba abrazándolos iba sabiendo de su pasado en los últimos tiempos y me reconfortaba saber que sí, que realmente Saki estaba mejor.
Considero ese día como el primero de mi vida real, porque desde entonces he tenido que ir capeando el temporal sin mis padres, que puedo considerarlos como la burbujita que me protegía del exterior.

Día 2: oscuridad
Día 3: oscuridad
Día 4: oscuridad
Día 5: alguien levanta la persiana.

Al quinto día de empezar a vivir se leyó el testamento de mis padres, que dejaban absolutamente todo a Akari y a mí, y dado que Akari no podía tenerlo, su parte pasaba a mí. Al ser menor de edad mis padres habían decidido que fuera mi tía quien administrara mi dinero y quien, si estuviera dispuesta, cuidaría de mí.
Hasta entonces había vivido en una incertidumbre total, sin saber qué sería de mí después de que se leyera el testamento. Mi prima Saki pasaba la mayor parte del tiempo conmigo, aunque yo a penas le contestaba con monosílabos.
Ese mismo día mis tíos decidieron que debía ir al instituto como una chica normal porque sería la mejor manera de superar aquello; si me quedaba encerrada en aquella casa siempre solo pensaría en el accidente, y si mi tía ansiaba algo en su vida era vernos felices a los demás, así que no tardé en hacer el examen de ingreso para el mismo instituto que mi prima.

Te idolatro Lika " longdesc="20" />


Ala, ya la puedes seguir, que lo has dejado justo en lo emocionante ¬¬ YUKIIIIIIIIIII *_* XDDDD

Subeme capitulo hoy porfaa que hasta el sabado no voy a poder leer TwT

hahahah ya subo otro, no te vayas a quedar con la intriga! xD He metido también a Yuki, aunque sale poquito ^^'
antes de nada aclaro que no tengo nada en contra de Tohru, por si las moscas.

Capítulo dos: El príncipe y la cobra

El primer día de clase fue un auténtico horror: gente que iba y que venía, me daban empujones, veía lo gilipoyas que habían sido… Pero lo mejor del día fue conocer a la mejor amiga de mi prima Saki: Tohru Honda.
Íbamos camino a clase (la misma, por si no lo había mencionado) y una joven bajita, delgada, castaña y con aspecto feliz se nos acercó:

X: ¡Hanajima! *abrazó a mi prima*
Saki: Tohru *sonrió*
Tohru: :O Tú debes de ser Yami, ¿a que sí? *sonreía de oreja a oreja* ¡Encantada, yo soy Tohru Honda, espero que podamos ser buenas amigas!

Me abrazó, sí, a mí, había que ser idiota… Aquella chica también había perdido a sus padres pero seguía sonriendo como si nada. Rebusqué por todos los recovecos de sus recuerdos pero no pude encontrar una mala acción por ninguna parte y aquello era algo que me sacaba de quicio. ¡Nadie podía ser tan perfecta, por Dios! Nadie en su sano juicio podía ser tan estúpidamente feliz como aquella Tohru, debía de estar loca, muy pero que muy loca.
No respondí a su abrazo, simplemente me limité a seguir caminando y a elegir un pupitre. Durante un buen rato me ausenté del mundo en el que vivía para pensar. Sentada en aquella silla de instituto y con mi cabeza escondida entre mis brazos era difícil desconcentrarse pero justo cuando estaba a punto de quedarme dormida apareció de nuevo Tohru.

Tohru: Yami… *se acuclilló al lado de mi pupitre* Sé como te sientes… yo también he perdido a mis padres… Por eso… por eso creo que deberíamos ser amigas…
Yami: Yo nunca he tenido amigas, y no voy a cambiar eso porque vengas tú a decírmelo

Aquella chica me estresaba, creía que podía aparecer en mi vida y convertirse en mi amiga de la noche a la mañana por el simple hecho de que ella también había perdido a sus padres.

Tohru: ¿Sabes, Yami? A veces viene bien tener amigas… pregúntaselo a Saki.

Se levantó del suelo y se sentó un par de pupitres delante de mí. ¡Menuda idiota! Pero qué razón tenía… Había tocado tanto a mi prima en los últimos días que había visto casi todo sobre ella, incluido el momento en el que conoció a Tohru Honda y cómo se hizo su amiga; realmente Tohru le había salvado la vida. Además esa chica también había servido de mucha ayuda a una tal ‘Arisa’, otra amiga de mi prima, que había dejado su mala vida atrás tras conocer a Honda.
Aquella Tohru era una súper heroína de las que ya no quedaban, y lo mejor de todo es que muchas cosas de las que hacía las hacía sin querer.
Una parte de mí comenzó a admirarla después de tener aquella corta conversación, porque fue el primer ser humano que se acercó a mí con buenas intenciones de fuera de mi familia en muchísimo tiempo.
Casi sin darme cuenta me fijé en que ya había llegado nuestra tutora y que toda la clase estaba ya sentada y en silencio. Comenzó haciendo una pequeña presentación del curso y de la clase, ya sabéis lo típico de cuando llegas a una clase nueva… Te toca hablar.

Mayuko: Bueno, Yami, preséntate
Yami: *me levanté de la silla* Me llamo Yami Shirayama y… y… no sé qué más decir… Soy prima de Saki Hanajima.

Toda la clase se quedó muda y oí algunas frases tipo: “Otra como la de las ondas”, “qué mal rollo”, “otro bicho raro”… Recuerdo que me enfurecí, mi prima y yo no éramos unos bichos raros. Me dispuse a tocar a una de las chicas que había dicho aquello para sacar a la luz algunos de sus recuerdos más vergonzosos, pero de repente se llenó de terror.

Yami: *pensé: qué miedo le da mi mirada…*

Pero entonces entendí por qué tenía tanto miedo. La chica gritó: “perdón Hanajima, perdón, ¡perdón!”
Mi prima estaba rodeada de alguna manera por unas ondas oscuras bastante notables, quizá no visibles, pero debían temerla cuando se ponía así. Aquella joven no volvió a molestarme más.

Mayuko: Bueno ^^’ ¡Bienvenida Yami!

Menuda bienvenida me habían dado… Fue nombrando a todos y cada uno de mis compañeros y cuando terminó de dar una brasa que ni siquiera escuché nos dejó marchar.
Tras salir de clase me encontré con mi prima, Tohru y la tal Arisa.

Saki: Yami, esta es mi amiga Arisa Uotani.
Arisa: Ey, encantada (:
Yami: Sí… lo mismo digo

Mi prima sonrió, no había sido una borde como con Tohru, así que estreché la mano de Arisa para ver qué tal. Había sido una pandillera de las que dan miedo hasta a los más veteranos boxeadores, pero tras conocer a Tohru y a su madre cambió las calles por las amigas, así a grandes rasgos vamos. Parecía de fiar, así que simplemente me dejé llevar por la situación, o mejor dicho, por la conversación, aunque duró poco porque unas ‘niñas’ empezaron a gritar revoloteando alrededor de un joven bastante guapo.

Arisa: Cada año más ruidosas .__.
Yami: ¿Quiénes son? ¿Quién es el chico ese?
Tohru: Son el club de fans del Príncipe Yuki.
Saki: Sobra decir que él *señalando con todo el brazo extendido hasta casi tocar la nariz de Yuki* es Yuki, Yuki Sohma. ‘El príncipe Yuki’
Yami: No está mal
Arisa: Si intentas acercarte mucho a él, el club de fans te comerá viva.
Saki: Una leyenda urbana dice que una chica de último curso intentó acercarse a Yuki a darle unos chocolates el día de san valentín.
Yami&Tohru a la vez: ¿Y qué pasó con ella?

Al haberlo dicho a la vez Tohru y yo nos reímos como dos tontas. Al fin y al cabo aquella chica no era tan insoportable.

Saki: No se volvió a saber de ella.

Tohru se llevó las manos a la boca y se quedó bastante asustada, pero Arisa y yo saltamos a carcajadas.

Saki: Tohru, era broma *poniendo una mano en su hombro*

Durante el camino de vuelta a casa tropecé accidentalmente con una multitud de gente entre la que se encontraba Yuki Sohma, y al concentrarme en el Príncipe pude ver por un segundo una imagen que me llenó de terror: Yuki, de pequeño, en una esquina de una habitación escuchaba tembloroso los gritos de alguien que le estaba haciendo mucho daño. Las palabras que salían de su boca eran tan venenosas como la picadura de una cobra, me llenaron de miedo.

Yuki: Perdona, a la salida siempre se colapsa esto.

El Príncipe levantó su mirada y se apartó un poco el pelo de la cara; frente a frente aún era más guapo que de lejos. Me quedé observándolo unos instantes y me dio la impresión de que no sonreía del todo.

Yuki: ¿Te encuentras bien? Estás sangrando
Yami: No… no es nada…

Y era verdad. Me miré la rodilla: sí, estaba sangrando. Yuki trató de ponerme un pañuelo, pero yo no quería volver a tocarle nunca más, no quería volver a ver aquellas imágenes.

Yami: ¡No, no me toques, ya está! ¡¿Vale?!

Salí corriendo de allí y mi prima se disculpó por mí.

Pobre Yuki!!!
En fin, que me gusta mucho lika :3 Soy tu fan numero 1! n_n Ya sabes, el viernes cuando venga quiero ver que has subido algun capitulo mas, eh? ¬¬ xDDD
Me encanta como lo narras todo, y me he imaginado a Yuki con su vocecita tranquilita y con su cara adorable

SIGUELO!



(Si no lo digo reviento.... YUKIIIIIIIIII *___________________* XDDD)

escribo uno más y fuera, que me emociono sola y no callo
no creo que suba nada más esta semana porque la tendré petada, pero bueno, tampoco es graan cosa ._.



Mi prima Saki me hizo muchísimas preguntas, muchas más de las que podáis imaginar, sobre lo que había visto de Yuki, pero no quise responderle: eso era cosa de Yuki y de nadie más, yo solo era una intrusa en su pasado.

Saki: Sea como sea… si no te gustó lo que viste de Yuki… simplemente contrólate

Que me controlara… era mucho más fácil de lo que me molesté en repetirle a Saki un millón de veces, ya lo había hecho antes. A pesar del miedo que el pasado de Yuki me había infundido podía más mi curiosidad, aunque todo sea dicho, intenté vencerla.
La primera semana de clase intentaba no cruzarme con aquel chico bajo ningún concepto, aunque finalmente terminé haciéndolo en varias ocasiones.
La primera de ellas fue a los dos días de haberle visto y tocado por primera vez, en el recreo. Yuki se acercó a Tohru para preguntarle que qué tal estaba y se sentó con nosotras un rato.

Yuki: ¿Hanajima, Uotani, Tohru, Shirayama, queréis un poco? *nos tendió algo de comida* No tengo más hambre
Arisa: No, gracias
Saki: No como ese tipo de comida
Tohru: ¡No! ¡Gracias Yuki!
Yuki: Yami, ¿no quieres?
Yami: ¿Yami? ¡¿Pero qué confianzas son esas?! ¡No, no quiero! *me levanté*
Yuki: ¿Dónde vas? Aún falta para que termine el recreo
Yami: ¡A dar de comer al gato!

La mirada de Yuki se encendió. Entonces no sabía por qué, pero era mejor no mencionar a los gatos en su presencia.
El caso es que me fui tan rápida que debí olvidarme los libros.

Tohru: :O Se ha dejado los libros, ¡Yami, Yami! No me oye T_T
Yuki: Ya voy yo Tohru, sigue comiendo

Yuki cogió mis libros y fue tras de mí. Era tan silencioso que no pude oírle llegar y para cuando quise cerrarme a ello ya me había tocado el hombro y volvía a ver imágenes escalofriantes: Yuki había tenido que irse a vivir a casa de su primo, un tal Shigure, porque no podía soportar la presión de aquella otra habitación. La persona que le estaba atormentando era Akito, cabeza de familia. ¿Era un familiar capaz de infligir tanto sufrimiento a otro? ¿En qué cabeza cabía aquello? Además, la madre de Yuki parecía haberse desentendido bastante de él y a su hermano no solía verle nunca. Me dio bastante pena… Él tampoco tenía unos padres con los que poder estar. Más imágenes inundaron mi cabeza: Yuki pedía ayuda a su hermano Ayame, pero este no hacía el más mínimo intento por corresponderle. De repente vi un ratón y justo entonces, Yuki soltó mi hombro.

Yuki: Shirayama… te has dejado esto. *me dio los libros*
Yami: Gracias… ¡Sohma!
Yuki: Dime…
Yami: ¿Estás bien?
Yuki: ¡Claro! *sonrió*
Yami: Vale…

Recordando y uniendo los fragmentos de recuerdos que había visto de Yuki me puse sensible, sí. La sensibilidad se apoderó de mí y una lágrima recorrió mi mejilla. Yuki no era una mala persona, pero aquel Akito… era espeluznante.

Yuki: Shirayama, ¿te encuentras bien? Estás llorando
Yami: No, es solo que… se me ha metido algo al ojo.

Me fui de allí lo más rápido que pude. Era extraño… pero comenzaba a sentir pena por aquel chico, ¿y si hubiera algo que yo podía hacer por él? Algo me decía que así era, y aunque precisamente el contacto con otras personas no era lo mío desde el momento en que comencé a afligirme por aquel chico me propuse ayudarle, aunque al principio tenía tanto miedo que solo podía huír.
Las siguientes veces que vi a Yuki no fueron relevantes porque a penas nos dijimos hola y adiós o simplemente para presentarme a su antipático primo Kyo, pero la cosa comenzó a ponerse interesante cuando días después Tohru nos dio la gran noticia: estaba viviendo en casa de los Sohma. Arisa y Saki se quedaron bastante preocupadas porque Kyo no les gustaba un pelo, y menos aún que Tohru estuviera viviendo rodeada de hombres, así que decidieron que les haríamos una visita.
Durante el camino Saki y Arisa fueron hablando sobre los Sohma, la verdad es que no sabían mucho sobre ellos, solo que tenían varias casas y que era una familia muy numerosa. Finalmente llegamos a la casa y tocamos el timbre.

X: ¡Bienvenidas! *O* ¡Tohru, qué amigas más guapas tienes! ¡Pasad, pasad!

“Shigure”, pensé. Le había visto en los recuerdos de Yuki. Nos dio la mano y a penas me dio tiempo a ver que era escritor. Nos adentramos en la casa y pasamos al salón, tras un rato llegaron Tohru, Kyo y Yuki. Tohru traía la merienda: bolas de arroz y algunas bebidas.

Saki: Así que Tohru está viviendo aquí *mirando la casa de arriba abajo*
Shigure: Así es, Tohru vive aquí a cambio de hacer los trabajos de casa y la cocina. ¡Es que cocina tan bien! *se le hacían los ojos chiribitas*
Arisa: Así que la explotáis, ¿no?
Kyo: ¡¿Pero qué dices rubia idiota?!
Yuki: Aprende modales gato estúpido.

Aunque no entendíamos nada de aquella disputa Arisa se reía de lo lindo. Al final en uno de los empujones Tohru acabó cayéndose encima de Yuki, y de la vergüenza o algo este desapareció.

Tohru: ¡Aaaah! ¡Qué jaleo se ha armando aquí, lo siento, lo siento muchísimo!

Miré durante unos segundos al suelo: había un ratón. No grité, pese a que los ratones me daban miedo, porque sabía que ese ratón era el que había visto en los recuerdos de Yuki. Silenciosamente me acerqué a él.

Tohru: ¡Por favor, Yami, no le mates, no le mates!
Kyo: ¡Sí, mátalo!
Arisa: *pegándole una colleja a Kyo* Bestia

Tomé al animal entre mis manos y lo que vi no pudo sorprenderme y asustarme más, tanto fue así que mandé el ratón a freír buñuelos por el aire.

Citación :

Tohru: ¡Por favor, Yami, no le mates, no le mates!
Kyo: ¡Sí, mátalo!
Arisa: *pegándole una colleja a Kyo* Bestia

Dios mio que bueno XDDDD Esk te lo juro, me imagino el panorama, y Kyo tan vacilon como siempre "Sí, matalo!" XDDDDDDD

Ais estaré esperando impaciente al viernes :3 n.n

Gemi, lo siento pero entre exámenes, que he estado enferma y alguna que otra movida no he tenido tiempo ni de pensar cómo seguirla y este finde lo tengo petadito u.u
Subiré un capítulo nuevo cuando pueda, ¡prometido!

Jopee neniii TwT Buenoo te perdonoporque me subiste muchoos¬¬ Pero no tardes en subir, vale??

*_Gemi-chan~* escribió:

QUIERO CONTINUACIOOOOOOOOOOOON T________T

Pues primero Lonely in Paradise deberia volver al foro para subir mas capitulos, pero conque hace milenios meses que no se conecta pos como que no... Que mal >_<

SeaWave escribió:

*_Gemi-chan~* escribió:

QUIERO CONTINUACIOOOOOOOOOOOON T________T

Pues primero Lonely in Paradise deberia volver al foro para subir mas capitulos, pero conque hace milenios meses que no se conecta pos como que no... Que mal >_<

ya, pero es que la tía siempre me deja igual, a medias con los fics ¬¬ xDDD (es amiga míaa :3)
a ver si la convenzo xD

*_Gemi-chan~* escribió:

SeaWave escribió:

*_Gemi-chan~* escribió:

QUIERO CONTINUACIOOOOOOOOOOOON T________T

Pues primero Lonely in Paradise deberia volver al foro para subir mas capitulos, pero conque hace milenios meses que no se conecta pos como que no... Que mal >_<

ya, pero es que la tía siempre me deja igual, a medias con los fics ¬¬ xDDD (es amiga míaa :3)
a ver si la convenzo xD

xDD Oks A ver si de paso al volver se vuelve a conectar mas a menudo... >~<